La corrida de toros de la reinauguración del centenario coso de Cortegana se ha visto empañana por la lidia de una corrida de escasa presencia y mal juego de Hermanos Garzón. La alegría de volver a tener toros en la serrana localidad onubense contagió a los tendidos, que valoraron en exceso lo realizado, saliendo a hombros Curro Díaz y Oliva Soto.
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Vicente Parra.-
Cortegana ha vivido una jornada muy intensa con la reinauguración de su plaza de toros, que prácticamente se llenó para este primer festejo en el que faltó el elemento principal, el toro, por lo que aconteció en el remozado coso careció de la mínima importancia.
La corrida enviada por los Hermanos Garzón fue chica, de escasa presentación y cara, menos fuerza, carente de casta y, por supuesto, de bravura. Un fiasco de corrida en una tierra donde siempren se han criado buenos toros y siempre ha habido buenos aficionados. El sexto fue devuelto antirreglamentariamente tras haber sufrido una voltereta y se lidió el sobrero de la ganadería titular.
Pero los tiempos cambian y ahora se prermian los medios pases, se piden trofeos para un torero en razón de su belleza o los tendidos se dejan engatusar por la supuesta pinturería sevillana. De ahí que, al término del festejo, se dejaran sacar a hombros Curro Díaz y Oliva Soto, mientras se lamentaba que Cayetano Rivera se quedase atrás y sin premio.
Curro Díaz, consciente de la escasez de fuerzas de sus dos toros, se dedicó a dar medios pases a media altura, algunos de ellos con alguna estética, que llegaron a los tendidos con pasmosa facilidad. En el que abrió plaza, el de Linares se limitó a pasárselo por la mano derecha pues no encontró lucimiento con la zurda. Tras un pinchazo dejó un infame bajonazo que no fue óbice para que los tendidos le pidieran la oreja que la presidencia concedió sin reparo. En el cuarto se repitió la historia y, ante la escasez de fuerzas, Curro Díaz se limitó a mantener a su ‘enemigo’ en pie con medios pases antes de necesitar de dos pinchazos y dos descabellos. Su hombre de confianza, José Manuel Montoliú, con gestos dramáticos, instó a los tendidos a solicitar el trofeo que de nuevo la presidencia concedió sin reparos.
Sin pena ni gloria pasó por Cortegana Cayetano Rivera Ordóñez. Con el impresentable segundo del festejo se vio desbordado por un animal que fue a más y que no supo hacer nada con él. Dos pinchzos, estocada trasera y un descabello necesitó el madrileño, al que le perdonaron nada menos que dos avisos. Aún así, le aplaudieron y tuvo que salir a saludar. En el quinto, más de lo mismo tras iniciar el trasteo sentado en el estribo y continuar de rodillas antes de renunciar a la lidia. Pinchazo, estocada trasera y un descabello sirvieron para que Cayetano volviera a saludar desde el tercio.
La pinturería de Alfonso Oliva Soto le permitió erigirse en triunfador del festejo al cortar las dos orejas del tercero tras lucirse con el capote en las verónicas de recibo, en el galleo por chicuelinas con el que llevó el toro al caballo y con el quite por delanteles. Con la franela, pinturería y nada más, por lo que, tras un bajonazo, le concedieron las dos orejas. Se devolvió antirreglamentariamente el sexto, que se lesionó tras una voltereta. El sobrero no le dio oportunidad para el lucimiento, por lo que se lo quitó de enmedio de dos pinchazos y media estocada, siendo ovacionado.
En suma, corrida para la historia local pero no para la taurómaca por cuanto dejó muchos sinsabores a pesar de la doble salida a hombros. Queda mucho camino por recorrer y, en Cortegana, afortunadamente, hay muy buenos aficionados que pueden enseñar a sus paisanos a ver toros.
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