«…Ya el año 2012 fue distinto, y dos de las entidades que ofrecían esos galardones se bajaron del carro. Y fueron, precisamente, las más auténticas por cuanto eran aficionados quienes concedían esas distinciones. Después de más de cuarenta años en liza, la Tertulia Miguel Báez ‘Litri’ decidió no entregar sus galardones, al igual que hiciera la Peña Cultural y Taurina ‘Tendido 12’…»
Vicente Parra.-
Hasta el pasado año, los festejos taurinos colombinos –recordemos: tres corridas a pie y otra de rejones– estaban muy bien recompensados por los aficionados onubenses por cuanto hasta tres entidades ofrecían trofeos y recompensas a los más destacados. Ya el año 2012 fue distinto, y dos de las entidades que ofrecían esos galardones se bajaron del carro. Y fueron, precisamente, las más auténticas por cuanto eran aficionados quienes concedían esas distinciones. Después de más de cuarenta años en liza, la Tertulia Miguel Báez ‘Litri’ decidió no entregar sus galardones, al igual que hiciera la Peña Cultural y Taurina ‘Tendido 12’, por lo que, en la actualidad, y para los triunfadores del abono choquero, solo quedan los premios ‘El Cabezo’, concedidos por Huelva Información y El Corte Inglés, y que se mantienen por una razón meramente publicitaria.
No sólo la actual situación de crisis económica ha llevado a estas entidades a eliminar sus premios que suponían, además, un intenso trabajo de sus dirigentes para encontrar los patrocinadores, la reunión del jurado, localizar a los triunfadores, organizar el acto de entrega y llevarlo a cabo sin la presencia de sus principales protagonistas, los toreros. Estas ausencias producen una mala sensación no sólo en los patrocinadores (que se ven privados de fotografiarse con una figura del toreo), sino también en los socios de las entidades organizadoras que ven como el esfuerzo realizado no tiene la justa compensación por parte de los toreros y, fundamentalmente, del público en general por cuanto, además de acudir al acto porque hay ‘comercio y bebercio’ gratuito, hay posibilidades de lucirse en un acto social.
Se podrían poner infinidad de ejemplos de toreros que, sin causa justificada, han dejado en la estacada a los organizadores de los actos que, antaño (y no hace tanto tiempo), servían para unir aún más a los toreros con los aficionados, disfrutando de una jornada de convivencia en la que se hablaba fundamentalmente de toros, con un intercambio de opiniones entre los protagonistas. En los archivos de algunas tertulias quedan recuerdos fotográficos de esas jornadas y en los mismos aparecen los nombres más importantes de la torería y a los que no les importaba trasladarse hasta las sedes sociales de las tertulias y entidades taurinas para compartir un rato de charla y confraternización con los aficionados.
Hoy día, desgraciadamente, esto se ha perdido por cuanto los toreros, al acabar la temporada, ya no piensa en los aficionados sino en el crucero que van a realizar o en la jornada de caza en tierras lejanas. Mientras tanto, el aficionado, el que mantiene el status económico del torero, se queda cada día más alejado de quienes eran sus ídolos. Cualquier día, quizás el aficionado se aleje de los tendidos por culpa de actuaciones como estas. Y, entonces, no habrá soluciones, por mucho que quieran los toreros.