Hace justo medio siglo, 50 años, de la celebración de un festival en la plaza de Huelva en el que toreaba, entre otros, Pepe Pirfo. De forma sorpresiva invitó a su joven hijo Paco Pirfo a torear de capote y muleta, y su toreo entusiasmó a los aficionados, que le sacaron a hombros.
Vicente Parra.-
La Huelva taurina salió, una vez más, a echar un capote a algunos de los suyos. Y, en esta ocasión, Manolo Roig ‘Niño de la Isla’, Joselito Romero y José Leandro ‘Pepe Pirfo’ se ofrecieron a actuar en un curioso festival a beneficio de Juan Quintero ‘Tronito’ y Enrique Izquierdo ‘Lapía’, dos taurinos onubenses que necesitan de la ayuda de los demás. Los matadores, además de sus respectivas intervenciones, abonaron la cantidad de 1.500 pesetas; los banderilleros, 250; mientras que los mozos de espadas contribuyeron con 500 pesetas. Además, los ganaderos Celestino Cuadri Vides, Gerardo Ortega y Diego Garrido donaron una res.
Hubo una amplísima respuesta popular y los tendidos del coso onubense se llenaron para contemplar las actuaciones de los tres diestros. El Niño de la Isla se lució con el capote y con la muleta, en una faena brindada a Juan Moreno, y que culminó bien antes de recibir, muy emocionado, los máximos trofeos, los mismos que recibió Joselito Moreno quien se lució con el capote, especialmente en unas gaoneras, bordando el toreo con la muleta antes de dejar media y un descabello.
Pero la sorpresa llegaría en el tercero de la jornada por cuanto Pepe Pirfo, tras parar a su oponente, permitió que su hijo Paco saliera al ruedo para lucirse con el animal entre las ovaciones del respetable. Después, con la muleta, Paquito Pirfo entusiasmó a los tendidos con su toreo al natural entre las ovaciones de los espectadores que se mezclaban con los sones de los pasodobles que interpretaba la banda. Hubo algún que otro revolcón que hizo que el chaval se levantara cada vez más enrazado entre el delirio de cuantos se habían congregado en los tendidos que, al acabar con la res Pepe Pirfo, premiaron a padre e hijo con la pata mientras se hacían comentarios en torno a las posibilidades del joven torero que se había presentado, sorpresivamente, ante sus paisanos, de la mano de su padre, en este festejo.
Han pasado cincuenta años y todavía se recuerda la irrupción de Paquito Pirfo en el panorama taurino onubense. Dedicó varios años a abrirse paso y, posteriormente, a ayudar y asesorar a muchos jóvenes que, como él, han querido ser toreros, ganándose el afecto de todos los taurinos.