Los rejoneadores Diego Ventura y Andrés Romero logran su objetivo de salir a hombros en Huelva. Buen juego de los astados de Fernando Sampedro. Diego Ventura mostró argumentos que le avalan como el rejoneador referencia del escalafón. El onubense Andrés Romero fue a más y superó los fallos iniciales.
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Francisco Mateos.-
Cada vez se hace más difícil diferenciar en un espectáculo a caballo la parte que es rejoneo de verdad de la otra accesoria y de adornos que forma parte del espectáculo, pero que en el toreo actual se ha impuesto como una parte igual de importante, y a veces hasta más, que la propia pureza de la realización de las suertes. Hoy el público se ha divertido y se lo ha pasado en grande. La corrida de rejones de Huelva tiene una consolidación de años. Huelva es tierra de caballos y se entiende de caballos. Me atrevería incluso a decir que se entiende más de caballos que de rejoneo. Es decir, que se valora mucho los adornos y preparaciones de las suertes, quizás hasta más que la porpia suerte en sí. Muchos de los que asisten a la plaza tienen caballos o han montado, y saben la complejidad de esas piruetas en la cara del toro, avanzar hacia el toro a una sola pata delantera, recular hacia las tablas alta velocidad, subirse al estribo de las tablas o los recortes y quiebros,… Quizás se valora mucho esos pasos complejos de doma, cuando debería ser una valoración accesoria al toreo fiundamental de rejones. Por eso digo que cada vez es más difícil separar la parte de toreo en un festejo a caballo de la parte que es espectáculo simplemente, haya un toro sobre el ruedo o no.
El festejo deja varias conclusiones. La corrida del hierro de Fernando Sampedro dio un gran juego a los jinetes. Una pena no se destinara a toreo a pie, porque la calidad y durabilidad de los toros merecía la pena confirmarla en toreo a pie. Todos se dejaron hacer faena. Otra conclusión es la perfección que está alcanzando Diego Ventura. Es la auténtica referencia del rejoneo actual y sigue alzado en la cúspide sin que nadie pueda discutirle por el momento el cetro del rejoneo. Y aunque Andrés Romero rayó a buen nivel, y fue a más tras algunos errores en sus primeros toros, al medirse mano a mano con Ventura (su amigo y ‘profesor’ particular) se observan claras diferencias. Romero es una copia muy parecida a Ventura, lo cual no es ni bueno ni malo. Pero de momento, si ambos se taparan la cabeza, sabríamos diferenciar quién es Ventura y quién es Romero.
Diego Ventura estuvo sensacional en su primero, medido y templado. Destacó montando a ‘Milagro’, que es capaz ded quebrar partiendo de parada a escasa distancia del astado. Una faena de alto nivel que fue coronada con un rejonazo certero. La labor fue premiada con una oreja. Y como no consiguió el doble trofeo con un toreo más basado en lo fundamental que en lo accesorio en su primer toro, pues en su segundo introdujo más rejoneo-espectáculo, que llegó más rápido a los tendidos mercedarios. Lo más meritorio lo hizo con ‘Nazarí’, templando las embestidas y toreando con la grupa, aunque lo más aplaudido fueron los consabidos bocados de ‘Morante’ al toro. Dos orejas. En el sexto invitó en banderillas al sobresaliente y otro de sus discípulos, Francisco Palha, que todo lo que hizo fue bueno y con verdad, sin tanta espectacularidad. Otra faena destacable de Ventura, que en esta ocasión quedó sin premio por descordar al toro con el rejonazo.
Andrés Romero fue a más con el desarrollo del festejo. En la primera parte falló en varias ocasiones. Estuvo a punto de mascarse un serio percance por arriesgar sin cabeza en su primero; no se puede atropellar la razón, ni ver espacios donde no los hay. Cerrado en tablas sin espacio, cayeron a toerra el caballo y el jinete, a merced del toro, y sólo la suerte les libró de percance a ambos. Quizá el dolor del impacto y pensar sobre el error le bloqueó una primera actuación de varios altibajos, que cerró con falllos en el rejonazo final. En su segundo, con el que siguió con altibajos, invitó en banderillas al sobresaliente Francisco Palha y Diego Ventura; ambos estuvieron muy bien, sobre todo Ventura, perfecto y levantando la irregular actuación de Romero. La parte final del jinete de Escacena fue mejor. Y por fin en el sexto llegó el rejoneo de calidad de Andrés Romero, mucho más centrado. Lo recibió a punta de marsellés en toriles pero hubo fallos en rejones de castigo. Con banderillas subió el nivel, destacando la monta de ‘Guajiro’. Esta vez sí estuvo certero con el rejonazo, que provocó derrame con el toro patas arriba, y el premio de dos orejas.
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