El novillero onubense David de Miranda ha tenido el debut soñado: en la plaza de su tierra y con un triunfo. El joven valor de Trigueros ha cortado tres orejas, saliendo a hombros. Toreo de calidad de Lama de Góngora, que corta una oreja, el mismo balance que Posada de Maravillas. Manejables y bien presentados los novillos de Martín Lorca.
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Francisco Mateos.-
Me encontraba por las calles aledañas a la plaza de La Merced a gentes de Sevilla y Badajoz; bastante más de Sevilla que de Badajoz. Y de Huelva, claro. Lógico. Pero de los de Huelva de Trigueros. Es decir, que los novilleros atrastran a aus paisanos, los movilizan, algo tan importante cuando aún se está empezando, Los tres provocan ilusiones y ganas de pasar un domingo a unos cuantos kilómetros de distacia. Así ha sido siempre el toreo.
Después los tres, el extremeño Posada de Maravillas, el sevillano Lama de Góngora y el triguereño David de Miranda, desarrollaron y mostraron ejemplos perfectos de sus personalidades toreras, distintas las tres. Arropados por esa casi media plaza, que no está mal, y con un material apto para poder torear, con los manejables y bien presentados novillos de Martín Lorca y su hierro familiar de Escribano Martín.
Posada de Maravillas no estuvo del todo a gusto en ninguno de sus dos novillos y le faltó consolidación a unas faenas en las que no terminó de encontrar todo lo que necesitaba en sus novillos. De todos modos, dejó detalles de un toreo bueno, con personalidad, poderoso y largo, que anda ya camino de cuajar en algo de más envergadura. En sus dos actuaciones estuvo rotundo con la espada, cortando una oreja en el cuarto y a punto de cortarla en el primero, denegada por la presidencia.
Lama de Góngora se posicionó nuevamente en ese toreo fino, elegante y artista de orfebrería sevillana. Su gusto no tiene discusión. Sus conocimientos de la técnica tampoco. Ni sus ganas: torear bonito, profundo y elegante cuando el novillo lo permite, y tirar de casta y garra cuando es necesario estar más en novillero. El primero le dejó andar más a gusto, tanto en la belleza de los lances de capa como en los naturales de la faena. Aquí demostró su lado más artístico del toreo. Remató con espadazo casi entera y cortó su oreja. El quinto humillaba menos. Aquí sacó la garra de novillero el sevillano, sin aburrirse. Largas cambiadas de rodillas y final de faena también de rodillas y de arrimón. Ahora la espada no entró bien y se esfumó otra posible oreja. Debe cuidar lo de la espada para sumar las orejas, porque al final, en la novillería, los triunfos ‘visibles’ importan. Y mucho.
Y el local David de Miranda. La novillada, en gran parte, giraba alrededor de él. Bonito pero con responsabilidad saberse examinado en La Merced. En los dos se mostró tal y como es: un novillero que está empezando. Siempre con ganas, con variedad, participando en cada momento que podía y le correspondía,… y con los lógicos defectos del que empieza. Jugaba en casa pero se había flanqueado en su debut por dos pesos pesados de la actual novillería andante. Y no se arrugó. Asumiéndolo, se sacudió la responsabilidad de la plaza y de sus compañeros más avezados, entregándose en una primera faena variada y buscando la emoción de las cercanías y el roce con el novillo con el capote en gaoneras y con la muleta en las bernardinas finales. Toreo de entrega, más por la derecha que al natural, de mando y quietud. Estocada y dos orejas. El sexto se lo brindó a Tono Chamaco. El novillo humillaba menos y hubo más altibajos en esta faena de cierre, pero siempre con la quietud, la entrega y la buena colocación, además del buen uso de la espada, lo que le reportó una tercera oreja, saliendo finalmente a hombros. El debut soñado, sin duda.
GALERÍA GRÁFICA (Pepe Plaza) |
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OTRAS IMÁGENES (Javier Martínez) |
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