«…menos llenarse la boca tratando de ufanarse de las medidas adoptadas para atraerse a este sector de público y más llegar a la auténtica raiz de la situación: fijar precios verdaderamente asequibles para jóvenes y niños. Todo lo demás es puro cuento, aunque, a veces, traten de venderlo muy bien mientras siguen olvidándose de los auténticos protagonistas de estas acciones…»
Vicente Parra.-
Desde hace algún tiempo, la sociedad en general le ha dado la espalda al planeta taurino de tal manera que, paulatinamente, el público se ha ido retirando de las plazas de toros. Muchas y variadas han sido las causas, analizadas en numerosas ocasiones, aunque sin encontrar una respuesta para devolver el esplendor de años atrás.
En la actualidad, se buscan múltiples artilugios para hacer retornar a los espectadores a los tendidos y se buscan fórmulas para que los jóvenes se inicien en la afición taurina, multiplicándose las iniciativas para ello y, en ocasiones, es posible encontrar juventud en los graderíos, aunque todavía su número sea demasiado escaso. Hay quienes piensan que mediante acciones intrascendentes como el jugar al toro en la calle una vez al año, como pintar un recinto desconocido para la mayoría de los participantes en un concurso, como hacer una redacción de algo desconocido o con acciones similares van a servir de revulsivo para que la situación cambie y, a partir de ahora, las plazas se llenen de jóvenes y niños, como algunos ‘iluminados’ pretenden soñar.
Cierto es que algunas iniciativas están respondiendo en buena medida. Son aquellas que se basan en algo fundamental: en el abaratamiento del precio de las localidades para este tipo de espectadores. Y, así, en aquellas plazas en las que las empresas han fijado precios asequibles a las posibilidades económicas de ese tipo de espectadores, la respuesta es positiva. Los ejemplos están ahí y se ha empezado a contar con el futuro de la afición.
Por el contrario, todavía hay muchas plazas donde no se tienen en cuenta las circunstancias económicas de jóvenes y niños a pesar de alardear de llevar a cabo acciones en búsqueda de la atracción de los mismos. Y, si quienes tienen que pasar por taquillas han de abonar una cantidad alta para sus posibilidades, prefieren buscar la diversión en otros sitios. De ahí que las empresas tengan que pensar en ese tipo de público. Hoy en día, su presencia no va a dejar beneficios para los organizadores del festejo, pero dentro de poco tiempo será el que mantenga la Fiesta. Por ello, se hace preciso ofertar en condiciones idóneas y atractivas si de verdad queremos que en los tendidos de las plazas de toros haya jóvenes.
Por tanto, menos llenarse la boca de saliva tratando de ufanarse de las medidas adoptadas para atraerse a este sector de público y más llegar a la auténtica raiz de la situación: fijar precios verdaderamente asequibles para jóvenes y niños. Todo lo demás es puro cuento, aunque, a veces, traten de venderlo muy bien mientras siguen olvidándose de los auténticos protagonistas de estas acciones de captación de nuevos espectadores.
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