Orejas de celebración

Día grande en Santa Olalla del Cala. Cien años de historia taurina. Corrida conmemorativa de Martín Lorca, de buena presentación pero de juego complicado. La terna formada por Oliva Soto, Esaú Fernández y Diego Silveti se impuso a los toros y lograron cambiar en totalmente feliz y festiva la tarde de toros.

Juan José Benítez.-

     Corrida conmemorativa del centenario de la plaza. Ambiente de Feria, público cariñoso y presidente cariñosísimo en una tarde de intenso calor. Debido a los prolegómenos anteriores al festejo, como la entrega de placas a diversas personalidades relacionadas con el evento, el estreno del pasodoble, el azulejo de rigor,… el primer toro saltó al ruedo con 45 minutos de retraso.

     La corrida de Martín Lorca tuvo más complicaciones de las que los toreros mostraron. Impecable de presentación, corrida de cualquier plaza de segunda categoría, y que se encontró con una joven terna que estuvo muy por la labor de triunfar y gustarse en el ruedo.

     Saltó a la arena el primero de la tarde para el sevillano Oliva Soto. El viento no le dejó estar a gusto con el capote. El toro metía bien la cara, más potable por el derecho que por el izquierdo. A la muleta llegó parado debido a sus pocas fuerzas, lo que motivó que no tuviera suficiente eco en los tendidos la faena pinturera y artista realizada por el derecho, ya que por el otro pitón tenía mucho menos recorrido y más peligro. El toro acabó rajándose. Oliva Soto cortó una oreja tras tres pinchazos, una estocada y un descabello.

     Brindó Oliva Soto el cuarto al ganadero onubense Gerardo Ortega. Ahora sí estuvo a gusto toreando por verónicas. El morlaco tenía emoción debido al peligro que tenía cada vez que embestía. Con la muleta, detalles artísticos y con sabor. Lo tenía que ‘tocar’ mucho y llevarlo ‘tapado’. Mató de una estocada tras un pinchazo; dos orejas.

     El segundo lo recibe con una larga cambiada Esaú Fernandez, quien se llevó el lote más potable de la tarde. Quiso lucirse de capote el torero, por verónicas y chicuelinas. Este segundo toro tenía nobleza. Lo lleva largo el sevillano en la muleta por el derecho; por el izquierdo cabecea, más basto y sin transmisión. Faena de cercanía y de poder, cortando las dos orejas tras un pinchazo y una estocada entera.

     Esaú arrea, quiere y puede. El quinto toro echa las manos por delante, no humilla y no tiene clase, gordo el toro, pero tiene nobleza. Faena encimista ante un astado que se vio favorecido al cambiarle los terrenos y llevárselo al sol. Termina por ‘luquesinas’. Tras tres pinchazos, dos orejas.

     Llega el turno de Silveti, tercero del cartel. En primer lugar tuvo un toro parado y más bajo que sus hermanos de camada, pero que cuando se movía arreaba. El astado no tenía ni un pase por ambos pitones. El torero hizo un esfuerzo y lograba que se tragara el primer muletazo, pero en el segundo ya se orientaba con la cara arriba; vamos, un regalo con el que el matador estuvo muy serio y asentado. Lo pasaportó con una estocada entera tras dos intentos fallidos que el toro escupió; obtuvo un apéndice.

     Para cerrar la tarde-noche, un cinqueño con motor y con brío, bien hecho el toro, paradito, sin terminar de romper como toda la corrida. Un punto bruto, con la cara alta, dando topetazos. Diego, muy firme, serio y con las zapatillas asentadas. Termina con bernardinas. Estocada tras pinchazo y una oreja.

GALERÍA GRÁFICA (Vicente Medero)