El rejoneador sevillano Diego Ventura cuenta los días que le restan para el hito de su temporada: lidiar seis astados de distintas ganaderías como cierre de la Feria de Colombinas. Inquieto y responsabilizado, el jinete aventura fuertes emociones sobre el ruedo de La Merced dentro de siete días.
Redacción.-
Hay una sensación de serena espera en ‘El Rincón de Diego’. El torero está en casa, pero todo está listo para arrancar de inmediato. El camión, en la puerta, vacío, pero dispuesto para la vorágine que está a punto de llegar. Varios mozos terminan de limpiar una de las naves cubiertas donde se ponen los caballos. Otros tienen ya preparados a ‘Remate’ y a ‘Carbón’ para la sesión de fotos.
En otra estancia de la finca se lava la furgoneta porque en apenas un par de días toca viajar de nuevo. La actividad es intensa, aunque no hay la prisa de la inmediatez. Controlándolo todo sin necesidad de estar encima de nada, el joven maestro. Joven, es lógico, por su edad. Maestro, es evidente, porque ya está en la cima, donde quería. Ventura tiene en la mirada el brillo por el deseo de que la temporada irrumpa de una vez por todas.
Y azuzándole su insaciable ambición, Huelva: el gran reto del año, la nueva apuesta, la más inminente locura de este bendito loco que no sabe vivir sin arriesgar. Por eso ha elegido medirse en La Merced a seis toros en solitario de seis ganaderías y encastes diferentes. Es decir, Diego Ventura ha elegido hacer historia en Colombinas.
La primera pregunta, Diego, la que mucha gente le habrá hecho, es por qué este reto y por qué Huelva.
Es algo que me rondaba en la mente desde que comenzó el año: tenía la ilusión de matar seis toros porque hace ya tres que lo hice en Ronda y fue todo un éxito de gente y de espectáculo. Y me apetecía, sobre todo, en este tiempo de crisis por darle un nuevo revulsivo a la gente haciendo algo diferente. ¿El sitio? Os sois sincero: no había pensado en Huelva inicialmente. Me ofrecieron otros como Antequera o Zafra, pero no me terminaban de convencer. Yo quería que fuera una plaza aquí cerca, donde se tiene una sensibilidad especial porque hay mucha afición al caballo. Y pensaba en El Puerto, en Sevilla… En un lugar que tuviera algo especial. Y cuando me llamaron para Huelva, lo ví claro. Además, porque este año no he ido a Portugal y hay muchos aficionados que me llaman y me dicen que quieren verme y, de algún modo, era la manera de responderles. A ello se une que en Huelva siempre he disfrutado muchísimo cuando he toreado, que es un público que entiende y valora a los caballos. Cuando supe la Feria que se estaba haciendo, decidí que Huelva era el lugar perfecto para hacer este gesto este año.
Y el hecho de que vaya a torear seis toros de ganaderías diferentes y de encastes distintos, ¿cuánto tiene de reivindicación y cuánto de exigencia para sí mismo?
Yo creo que al cincuenta por ciento. Es un reto personal matar toros de seis encastes diferentes, algunos de ellos casi imposibles de lidiar a caballo, y también me motiva responder a quienes atacan a las figuras del rejoneo diciendo que sólo nos medimos al encaste Murube. De paso, también voy a demostrar que elegimos Murube por algo, no porque sea más fácil para nosotros, sino porque es el tipo de toro que mejor se adapta al toreo a caballo que se hace hoy en día. Estoy seguro de que en Colombinas van a salir dos o tres toros que me van a poner en apuros en muchos momentos, pero así demuestro una vez más que yo no tengo que esconderme de nada. De hecho, ya antes he matado toros de Parladé o de Santa Coloma, pero veo que hay la necesidad de mostrar que no tiene sentido medirse a un tipo de toro que no se preste al espectáculo que la gente espera.
Física y mentalmente, ¿está llevando esta encerrona una preparación especial?
Sí. Quieras que no, es un compromiso muy fuerte. Por el antecedente de Ronda, el listón está muy alto y hay que superarlo y eso no es fácil. De hecho, creo que eligiendo seis toros de distintas ganaderías ya se ha subido ese listón, pero ahora el espectáculo tiene que ser el mejor posible. La expectación es alta y no puedo defraudar al público. La cita me exige variedad y por eso en Huelva no sólo se va a ver al Diego Ventura que tiene ahora el concepto de templar mucho los toros y de engancharlos de costado, sino que me atreveré a hacer cosas de grandiosos rejoneadores que ya no están como el par al violín de Ginés Cartagena o parar algún toro a la garrocha como hacía el maestro Javier Buendía, algo que en Huelva gusta mucho… En fin, cosas que estoy preparando con el convencimiento de que pueden gustar mucho.
A nivel de la cuadra, la exigencia también será máxima. ¿Qué va a traer, qué tiene preparado?
Lo mejor de mi casa. Ahora mismo tengo veinticinco caballos toreando. No sé exactamente cuántos llevaré, pero por lo menos veintidós o veintitrés. Está toda la cuadra al cien por cien y, si Dios quiere, va a llegar a Colombinas al máximo nivel. Además, estoy sacando caballos muy nuevos que están dando un nivel buenísimo y sé que va a haber variedad: caballos con mucha personalidad, capaces de hacer distinto tipo de toreo y de tercios como requiere también la diferente lidia que me va a reclamar cada toro.
¿Asume este reto porque se sabes en el mejor momento de su carrera?
Sí, claro, sin lugar a dudas. Las figuras tienen que marcarse retos, tienen que hacer cosas importantes, no sólo en el plano individual, sino también para darle al aficionado que te sigue ese revulsivo que hace que mantenga la ilusión de ir a verte. La encerrona de Huelva me la planteo como una apuesta personal para demostrar que Diego Ventura no tiene techo todavía y que, a base de arriesgar y de darlo todo en la plaza, he llegado al sitio donde estoy.
¿Y cuánto tiene también de guiño hacia la Fiesta, sobre todo, en un momento tan complejo como el actual?
Mucho, mucho. Veo la crisis que hay y cómo están las cosas y pienso que no se está haciendo bien. Hay mucha injusticia, mucha mafia en el toreo y no se busca el bien del espectador, sino el bien del empresario, el bien del grupo de toreros que se intercambian… Entonces veo que nosotros mismos nos estamos haciendo mucho daño y mi respuesta es asumir este reto con el que reclamo que al aficionado hay que darle estos carteles. Nos quejamos de que la gente no va a los toros, pero, en cambio, en Huelva se van a llenar las cuatro corridas. Eso es por algo. Eso significa que, cuando hay un cartel que realmente interesa, el público sí paga su entrada. No se le puede engañar poniendo a un torero fuerte y dos mediocres, o a dos fuertes y otro más normal. Con todo el respeto para mis compañeros, entiendo que al público hay que darle lo que quiere. Y, además, pienso que mis compañeros que estén en un nivel por debajo tienen que torear, claro que sí, pero las entradas tienen que ser de otro precio. No puede costar lo mismo ver a José Tomás y a Morante que ver a otros toreros.
¿Hay, entonces, una reivindicación del toreo como acontecimiento?
Sí, claro. El toreo es así y las figuras lo han hecho siempre así. Por eso me ha emocionado mucho cuando he visto los carteles de Colombinas y veo esos mano a mano… Es lo que tienen que hacer las figuras: competir entre ellos, avivar la rivalidad y el pique sano que es lo que moviliza al público. Veo que desde hace unos años falta ese sentido de la competitividad que se ha recuperado en Huelva gracias a la fuerte apuesta de los empresarios, a los que felicito de corazón.
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A nivel de planteamientos futuros, Diego, ¿qué le queda, a qué anda dándole vueltas en la cabeza?
(Sonríe). La verdad es que mi cabeza siempre está dando vueltas… Hay algunos retos que todavía me gustaría afrontar. Me encantaría poder torear un mano a mano con Pablo Hermoso de Mendoza en un sitio clave. Me gustaría matar seis toros en otras ferias el año que viene… En definitiva, no dejar de imaginar y de apostar. Insisto que en la historia del toreo están las figuras que se han atrevido. Antonio Ordóñez, por ejemplo, mató muchas veces la corrida de Miura en Sevilla sin necesidad, pero se apuntaba e iba cuatro o cinco tardes a la Maestranza. Hoy en día, las figuras, y yo me incluyo, nos conformamos con pasar por Madrid una o dos veces y quitarnos de enmedio. Yo no lo veo así. Yo quiero ir a Madrid cuatro o cinco tardes y arriesgar. Porque es donde está el dinero, donde uno puede de verdad exigir lo que realmente quiere, es donde sale el toro y donde más se puede ver la dimensión de tu toreo. Creo que estos planteamientos faltan más a menudo hoy en la Fiesta. El Juli, por ejemplo, se apunta a veces a corridas que no tiene por qué, pero por eso es tan grande, por lo que hace
¿Se puede torear a caballo mejor aún de lo que se hace hoy en día?
Yo pienso que sí. Se torea mejor que nunca, es verdad, y también los caballos se seleccionan mejor que nunca y la doma es la mejor que nunca ha habido, pero creo que todavía hay pocos rejoneadores que marquen el máximo nivel. Ves a Pablo, me ves a mí o ves a Andy y a Leonardo, pero al resto de rejoneadores ya les cuesta más trabajo llegar a esa altura en los sitios claves, en las ferias que son importantes y donde tienen que reivindicarse. Veo que andan siempre en lo mismo y muchas veces, con aquellos que son mis amigos, me meto y les aprieto porque, entrenan conmigo, y veo que son mejores de lo que después muestran en esas grandes ferias y eso me da rabia, que no se exijan, que no aprovechen las oportunidades claves que les dan. Es desde esa exigencia desde donde considero que todavía el rejoneo puede dar más pasos adelante, que se pueden hacer cosas más importantes. En mi caso, trato de torear más despacio, de hacerlo todo con más pureza, con más verdad y esa mentalidad es la que creo que tienen que tener mis compañeros para ser cada día mejores. Sólo así se llega a figura y se marca estilo.
Y en este sentido, ¿se siente una referencia para ellos?
Pues sí, pero porque yo también he pasado por esos momentos, e incluso, más duros que ellos porque hoy en día tienen más oportunidades que nunca. Cuando yo empecé había gente como los Domecq, Pablo Hermoso, Fermín Bohórquez, Javier Buendía, Moura padre… todo ellos figuras y entrar en una feria era casi imposible. Cuando tuve la oportunidad de ir a Sevilla, que era la única ocasión realmente importante que tenía, sabía que aquello no se me podía escapar de ninguna manera y con esa mentalidad salí. Hoy veo que tienen grandes oportunidades con ganaderías muy buenas y dejan pasar el tren… Y como sé que tienen calidad para ser mejores, les exijo y les digo la verdad: que la moneda hay que tirarla al aire y que si el toro te coge o coge a un caballo estrella tiene que ser así. Los toreros tienen que arriesgar y jugarse la vida, pero lo último es pasar desapercibido por una feria o como uno más.
Dijo algo en la presentación de los carteles en Huelva que es muy bonito. Afirmó que no cambia el ambiente de La Merced por el de muchas plazas de primera. ¿Por qué?
Por lo mismo que decidí que Huelva era el mejor sitio posible para lidiar los seis toros en solitario: por la sensibilidad, por su afición al caballo y a la doma vaquera, por cómo el público valora cuando llevas los caballos domados o no los llevas. También porque es una plaza ideal para elegir el tipo idóneo de cada ganadería para que de verdad embistan. Si esto lo haces en Madrid o Sevilla, ya tienes que llevar un toro más grande, más alto, más fuera de tipo y, por tanto, con menos opciones de que sirva. Además, el talante de la afición de Huelva es perfecto para hacer cosas que nunca he hecho. Puede ser que me salgan bien o que me salgan mal, pero estoy seguro que, si salen mal, me van a respetar porque saben que estoy arriesgando por hacerles disfrutar. El día 5 en Huelva voy a arriesgar más, voy a intentar cosas y sé que el público me lo va a permitir porque sabe que lo que pretendo es llegar al cien por cien de lo que es Diego Ventura.
¿Ha pensado en la lidia que le puede hacer a cada toro?
Nunca lo hago. No puedes planteártelo así porque entonces sale el toro distinto a como pensabas y te lo cambia todo. Ni sé qué le voy hacer a cada toro ni qué caballo sacaré ante cada toro. Sé que hay toros que me van a ofrecer complicaciones de esperarme por arriba, de cruzarse, de dar arreones, pero también ahí está el aliciente para el público y el reto para mí.
Ya lo hizo en Ronda, ¿echará pie a tierra y toreará así a algún toro?
(Sonríe). Yo toreo muchas vacas aquí en casa, pero no es lo mismo que hacerlo con un toro en la plaza. En Ronda es verdad que lo hice y salió bien, lo que significa que, si sale un toro bueno en Huelva, pues lo haré seguramente, pero siempre que la gente entienda que me tiene que perdonar los defectos que tenga… Pero si lo veo claro, me encuentro a gusto y tengo que hacerlo por el espectáculo, lo haré. Ya digo que mi intención es innovar y hacer cosas que no he hecho nunca con el propósito claro de que el público se divierta.
*Publicado en la web de la plaza de toros de Huelva (plazadetorosdehuelva.es)